viernes, 20 de noviembre de 2009

La nueva era de la Educación

Estamos en los inicios de una nueva era en educación. Los principios que antes parecían funcionar, hoy se desquebrajan y los profesores del siglo XXI están obligados a prepararse en la utilización de nuevas herramientas y especialmente, tienen la obligación moral de tomar una nueva actitud ante la enseñanza.

La educación es tal vez una de las áreas del conocimiento que menos ha evolucionado históricamente; incluso se dice que si algún ser que hubiese visitado nuestro planeta reapareciese, nos encontraría haciendo en educación, prácticamente la misma rutina desde siempre. Hace años escribíamos sobre paredes en las cavernas y hoy paradójicamente, seguimos todavía burilando pero sobre pizarrones. La textura y los materiales han cambiado; sin embargo la estrategia no parece haber variado mucho.

Hoy de manera especial, la educación ha dado un salto cuántico. El empuje recibido por las llamadas nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs) es evidente. Profesores y alumnos se ven enfrentados debido a una forma diferente de abordar el proceso enseñanza-aprendizaje. Los primeros, educados en una sociedad moderna o quizá premoderna, se ven obligados a generar un proceso de enseñanza de tintes más bien postmodernos. El profesor debe enseñar algo que no sólo nunca recibió, sino que además se ve forzado a conocer sobre sus características, intríngulis y recovecos.

Las nuevas tecnologías han penetrado los espacios educativos; el uso de Internet y una serie de dispositivos electrónicos están a la orden del día. No hay opción, ni han pedido permiso. Los profesores del siglo XXI se enfrentan con estudiantes que usan una computadora portátil, un teléfono celular, manipulan una cámara digital, tienen acceso a Internet, "chatean" con sus amigos y se comunican utilizando una Black Berry. La tecnología llegó para quedarse.

Las corrientes actuales en educación y las nuevas tecnologías, casaron de tal manera que han provocado una revolución educativa que bien podría compararse metafóricamente, con la explosión del cámbrico de otros tiempos. Muy pronto la educación y quizá la sociedad, se dividirán en dos grandes eras: antes y después del Internet. Las corrientes actuales en educación ya de sí, demandan una mejor preparación de parte de los docentes en todos sentidos. Las diferencias ontológicas saltan a la vista.

Si bien es cierto que una clase de muy buena calidad puede armarse con sólo un gis y un pizarrón y que el hecho de usar las nuevas tecnologías no garantiza el éxito per sé, también es verdad que un profesor mejor preparado en las áreas de la pedagogía y la tecnología, estará potencialmente mejor capacitado para interactuar con sus alumnos y podrá hacer uso en un momento dado, de una mayor cantidad de recursos que un evento artístico como es la educación, habrá de demandarle con toda seguridad.

Así las cosas, se vuelve necesario una nueva forma de abordaje del fenómeno educativo. Los profesores se ven obligados a prepararse de forma apresurada en las herramientas electrónicas y hoy más que nunca, resulta indispensable la construcción de puentes epistemológicos; es decir, maestros que además de haberse formado en un área del saber, conozcan acerca de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y auxilien a otros a cruzar nuevas fronteras del conocimiento. Nadie nace sabiendo todo y nadie puede eximirse de ser apoyado por los demás. Es decisión de los profesores si quieren mantenerse a la vanguardia como vigilantes de los principios fundamentales de la educación, o dejan en manos de quien no debiera, el futuro de la humanidad: los jóvenes.


Educación superior: alerta roja

Recientemente la revista Proceso publicó una reportaje especial acerca de la problemática que la educación superior en México. Merece la pena documentarse al respecto. Por ello y sin perseguir algún lucro, anexo en este espacio una copia del reportaje de fondo que dicha revista presentó el pasado lunes 16 de noviembre.